2010/09/20

Si dios pregunta por mi, decidle que no he nacido

El pasado 19 de septiembre nos dejó José Antonio Labordeta, un ejemplo de lucha humilde por lo que uno cree justo, que le llevó a escribir numerosas canciones reivindicativas, a escribir poesías e incluso a representar a su tierra (Aragón) en el parlamento a través de la Chunta Aragonesista. Durante esos años de diputado formó parte de la cara amable del Congreso, con numerosos enfrentamientos con la oxidada derecha. Fruto de esos enfrentamientos queda para el recuerdo su frase de: “A la mierda”, cuando miembros de ese partido político no respetaban su turno de opinión, en un ejercicio de caciquismo.

Como persona orgullosa de su pueblo, fue durante años el mejor embajador aragonés, y ayudó al mismo tiempo a dar a conocer zonas rurales (olvidadas) a través de programas de televisión como “Un país en la mochila”, de Televisión Española.

Después de esta breve e injusta por tanto introducción de la vida de Labordeta, debo decir que me he animado a escribir este recuerdo tras leer las infames palabras del “escritor” y “periodista” (si es que se le puede considerar así) Salvador Sostres. En su blog de la edición digital del diario “El Mundo” llamado “Guantánamo” ha publicado una entrada titulada “España después de Labordeta”.  En ella, tras unas primeras palabras de falsa admiración, comienza a despotricar contra la obra del aragonés. Critica su actitud de potenciar la vida rural hablando de que es necesario invertir mucho más en la creación de “casinos, cines, bares que cierren tarde con pianistas imposibles”. Palabras cínicas, en las que habla de abolir el campo y crear más ciudades.

Posteriormente nos dice de nuevo que era un hombre bueno, pero equivocado. Todo ello por su ideología de izquierdas, a la que acusa de ser causa de escarnio para millones de españoles. Aquí es cuando hay que decirle a este impresentable periodista que “su ideología”, es decir, la del fascismo (no puede ser otra trabajando para ese panfleto), causó también millones de muertes (algo lógico en una guerra), pero también una represión de cuarenta años que llevó al país a ese atraso tercermundista que por otro lado tanto critica.

Su última “aportación trascendental” a la historia de la humanidad es lamentarse de que todos los cantautores españoles sean comunistas. Menciona a Serrat, a Sabina, a Aute o a Lluís Llach, y les acusa de defender la ideología “tan casposa del puño cerrado y de la equivocación sistemática”. No se habrá pasado a pensar nuestro gran amigo Sostres que puede ser debido a que son personas formadas, con cierto nivel intelectual, y que por tanto apoyan ideas progresistas. Del mismo modo le llamaré cobarde por esperar a que Labordeta no estuviera para atacarle. 

En fin, para acabar me aventuraré a decir que los grandes problemas de este país no tendrán soluciones acertadas al menos de momento, ya que existen once millones de personas que depositan su confianza en ese partido político de la oposición sin sentido. En resumen, que me siento muy a gusto sabiendo que en general tengo las mismas opiniones e ideas de las personas que considero verdaderamente inteligentes.

Letra de la canción “Homenaje a Victor Jara”, de Labordeta:

Repito estas palabras
con voz que se me escapa
a sitios donde crecen.

El crimen, la amenaza,
la fiera soledad
de los que a hierro matan.

Pienso en tu muerte sucia
batido por los golpes,
los gritos y las balas.

Escucho tus silencios
largos como la lluvia
regresando a tu casa.

Repito tus caminos
tus ojos, tus mañanas,
perdidos por el  agua.

Grito tu voz clavada
contra el alma desnuda
levantándose izada

como un toro que surge
en una tarde clara
frente a la tierra parda.

Repito estas palabras
con voz que se me escapa...

José Antonio Labordeta, Descanse en paz

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